Foto por Ayla87 |
Recientemente tuve que superar este reto, y digo superar, porque a pesar de haber presentado la idea varias veces ante un grupo pequeño de compañeros de equipo y patrocinadores, me dieron nervios al saber que debía realizar el lanzamiento del proyecto ante más de 200 personas en una pequeña charla de 10 minutos y repetirla 2 días seguidos con asistencia similar. Quizás para algunos esto sea parte de todos los días, pero igual quiero compartir mi experiencia con quienes no han pasado por ella. Quizás 10 minutos suenen muy poco tiempo, pero para alguien que nunca había hablado ante más de 30 personas, era un tiempo considerable.
Decidí aceptar el reto ya que fui un iniciador de la idea llevada a cabo con un gran equipo; sin embargo, como fanático de las charlas de TED y de cualquier otro tipo de conferencia entretenida y enriquecedora, quise hacer algo parecido. No deseaba salir a presentar el proyecto, fruto del trabajo de un gran equipo de una manera plana y como quien informa una noticia sin importancia; además, quería ver si era capaz de enfrentarme a un auditorio con algo que se acercara al tipo de charla que me encantaba. Además, el proyecto era un producto creativo que decidimos darle vida con esfuerzo y cariño y como tal se debía presentar. Así que lo que hice fue lo siguiente:
- Definir el objetivo de la presentación: Si bien el principal objetivo de la charla era informar sobre el proyecto, e invitar a los asistentes a participar de él, pensé que sería interesante una pequeña explicación que mostrara, de manera entretenida, el contexto de la idea y el por qué habíamos decido hacerla realidad.
- Ver charlas de otros de igual o menor duración: Para salirme de la duda de lo que se podía hacer en 10 minutos, busqué en YouTube y TED exposiciones que duraran 10 minutos o menos y de verdad que encontré bastantes joyas que hasta en menos de 5 minutos te transmitían un gran valor.
- Escoger una historia corta para iniciar: A todos nos encantan las historias y luego de ver unas cuantas conferencias, decidí comenzar a estructurar una corta historia para mi presentación, tomando como bases algunas estadísticas de mi país, presentadas de una manera clara y directa.
- Seleccionar uno que otro chiste o broma: Todas las charlas que me encantaban, tenían en común el sentido del humor; había momentos en los que el conferencista contaba anécdotas o simplemente hacía aportes cortos, pero que robaban sonrisas e incluso carcajadas a la audiencia. No es cuestión de hacer un monólogo chistoso, sino de encontrar formas de lograr la atención del público y el buen humor es una de ellas; sin embargo, hay que ser cuidadosos ya que una mala broma o algo que hiera al auditorio, puede hacer que lo pierdas y el mensaje no se daría correctamente.
- Estudiar un poco de oratoria por internet: Hay que aprovechar los recursos con los que se cuenta y en internet puedes encontrar de todo. Encontré desde una excelente charla motivacional sobre la oratoria, dictada por Angel Lafuente "Cómo comunicar siempre con eficacia" (23 min.) , pasando por un curso de "Comunicación y Oratoria con Programación Neurolingüística e Inteligencia Emocional" con Mónica Pérez de las Heras (1 hora 51 min.) y no podía dejar de lado TED con Julian Treasure: How to speak so that people want to listen (10 min.). Quizás no sea lo mismo que un curso con un experto, pero es mucho más que dejar las cosas así y esperar el día a ver que sale.
- Diseñar la presentación: En esta parte hay que ser cuidadosos y asumir que las diapositivas son para guiar e ilustrar la charla, mas no son el guión de la misma. Los toques de humor los ilustraba con las diapositivas, con las que iba narrando la historia que quería contar, con poco texto, unos íconos planos tomados de www.flaticons.com y algunas imágenes de www.freeimages.com. Las imágenes y los íconos son importantes, ya que somos seres en esencia visuales y los gráficos nos pueden ayudar a fortalecer la recordación del mensaje, pero no se debe abusar de ellos. En la presentación decidí utilizar fondos de color planos y sin adornos y que tuvieran gran contraste con las letras y las imágenes. Si no tienes en cuenta esto en un auditorio grande, quienes están sentados en las últimas filas, no podrán ver las diapositivas, solo escucharán tu voz y quizás para ellos tu presentación quedará algo incompleta. No olvides que si bien a veces puedes leer la diapositiva, lo que debe aparecer es un titular, tu como expositor debes expandir la idea; eso es lo que tu público espera.
- Practicar la presentación tomando el tiempo: En mi caso me dieron 10 minutos y es importante buscar cumplir ya que tu charla es parte de un evento y por ende, tardarte más puede afectar gravemente la programación e incomodar a los organizadores. Para ello, practiqué la charla varias veces, abusando de la paciencia y colaboración de mi esposa, tomando el tiempo siempre. Al tomar el tiempo puedes determinar si te faltan o sobran diapositivas o contenidos para cumplir con tu tiempo límite y además la retroalimentación de quienes te escuchan es vital para ver si hay coherencia en tu charla y si tu pronunciación es la adecuada. La última presentación la realicé a mi equipo de trabajo, quienes me apoyaron incondicionalmente y me dieron grandes aportes; esta parte es importante ya que tu vas a ser la representación de tu equipo y no querrás hacerlos quedar mal.
Por último me gustaría compartir la experiencia final: la presentación en público. Primero es bueno que tengas la presentación lista y conozcas el momento en el programa en el que debes realizar tu presentación, para estar pendiente. Te puedo confesar que los 5 minutos antes de comenzar son intensos y que el primer minuto luego de que tomas el escenario y agarras el micrófono es bastante atemorizante. Pero debes traer a tu mente las veces que practicaste, tu conocimiento en el tema, la importancia de lo que estás haciendo, respirar hondo y despacio y sobre todo ver el valor de lo que aprenderás luego de superar ese reto. Con respecto al miedo al ridículo, simplemente pensé que sería peor si me arrepentía en público, que si lo intentaba. Para mí, creo que nunca hubiera tenido la oportunidad de poder probarme a mi mismo ante ese público y era una reto personal que necesitaba para futuros proyectos. Luego de superar los miedos al ridículo y a las fallas, ignorar las risas y miradas dispersas y ver que mientras más tranquilo estuviera, más personas me seguían, las cosas fluyeron mejor y ni que hablar del día siguiente; fue realmente mucho más fácil.
Te invito entonces a que te enfrentes a esta experiencia, ya que como dije al principio, si quieres echar a andar tus ideas, puede que para lograr tus fines debas presentarla a muchos otros. Deja de guardar preguntas en conferencias, por temor a hablar, deja de evitar participar, aportar, presentar y ofrecer conocimientos por el miedo a que las cosas salgan mal. Es importante aprender a vivir enfrentando retos y temores y aceptarlos de manera que sea parte natural de tu día a día. Lo importante es que mientras más retes tus temores, más se irán desvaneciendo. Algo curioso es que luego de la presentación muchas personas, que no conocía, me saludaban por el nombre, lo cual es algo incómodo ya se se siente uno un tanto mal educado al no responder de igual manera; pero eso se va solucionando con el tiempo. No soy orador experto, pero te dejo simplemente el testimonio, de que si tu quieres puedes lograr lo que deseas, aún superar el miedo escénico que no es más que el temor a uno mismo. Te dejo con una cita de la presentación de Angel Lafuente que me pareció demasiado valiosa:
Si no hay nadie más que yo, a nadie temo y si no hay nadie menos que yo, a todos sirvo. Angel Lafuente
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