Foto por zoostory |
Mucho se habla hoy de innovación y
creatividad; pero, muchas veces, este proceso es asociado únicamente con
compañías que desarrollan nuevos productos o con áreas específicas que impactan de manera novedosa los procesos internos de una compañía.
¿Pero qué hay de aquellos empleados
comunes?, es decir, aquellos que no hacen parte de
estas áreas "estrella" encargadas de generar estas ideas
revolucionarias, en las empresas? ¿Pueden innovar? En mi concepto, estoy
seguro que sí y te diré por qué.
Conozcamos primero cómo son definidos los términos innovación e innovar, según la Real Academia de la Lengua Española:
- Innovación: Creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado.
- Innovar: Mudar o alterar algo introduciendo novedades.
Otro aspecto importante es que la innovación en tu trabajo parte de una pasión y una emoción interna y generalmente no de una orden o solicitud; no quiero decir con esto que no se puedan generar ideas por encargo, sino que el tipo de innovación a la que me refiero en este artículo es la que surge de tu deseo de mejorar los resultados de tu labor.
Ahora es importante que tengas en cuenta que,
salvo algunos casos especiales, las innovaciones que propongas serán mejor
aceptadas cuando están relacionadas con tus actividades normales; es decir,
si un contador sugiere cambios en la presentación de informes mensuales es
mucho más fácil que la compañía acepte su idea, a que sugiera una nueva estrategia
de mercadeo. Con lo anterior no quiero decir que una idea innovadora no deba pasar de los límites de tu labor, ya que de hecho soy partidario de los equipos multidisciplinarios en la solución de problemas; lo que quiero aclarar es que puede resultar más sencillo vender algo del área en la que te desempeñas a que vendas una idea fuera de ella. Aunque personalmente es más divertido y refrescante salirme de mi dominio laboral, ya que me implica aprender algo nuevo.
El espíritu innovador va ligado a un inconformismo sano con el status quo. Es un constante cuestionamiento del qué y cómo hacemos las cosas, que te genera un extraño impulso optimista que te dice que hay una mejor manera de hacer todo. Es importante que sepas que si no dejas salir algo de ese instinto innovador en las cosas que haces, puedes generar en ti un inconformismo negativo, de ese que hace que las personas únicamente critiquen, pero que no hagan ni propongan nada para cambiar las cosas.
Te voy a sugerir algunos puntos que pueden serte de utilidad si decides hacer algo de innovación en tu trabajo:
- Ten confianza en que puedes mejorar qué haces y cómo lo haces. Es común que el miedo a generar ideas, vaya primero que el miedo a venderla. Han sido muchas las personas que he conocido con enorme potencial, que se vuelven amargados y critican todo, pero que no hacen nada. Deja el miedo a ser creativo.
- Respeta a tus compañeros al exponer una idea. Es normal que a no todos les guste que intentes hacer las cosas diferente, pero debes tener presente la naturaleza de las personas en este punto. A veces la visión crítica de otros puede ayudarte a mejorar tu idea
- Acepta las críticas de manera constructiva, aunque no siempre te las las hagan así. Cuando expongas tu idea con emoción no debes esperar siempre que quien la escuche la acepte igual; esto no necesariamente ocurre por actitudes negativas, también puede ocurrir por falta de comprensión del mensaje o por razones válidas de quienes lo reciben. Siempre escucha las explicaciones.
- Aprende a manejar los rechazos. No siempre las ideas que se te ocurran, serán aplicables en el momento, ya que pueden estar restringidas por recursos de tiempo, dinero u oportunidad entre otros. También es cierto que puedes enfrentar rechazo de tu propuesta por otros motivos que a veces te serán desconocidos. En este momento debes tener la humildad de dejar las cosas así, pero sin dejar de lado tu idea y buscar repensar tu estrategia de venta o su aplicación en otros ambientes.
- Aprende a comunicar tu idea de una manera simple. Mientras más fácil sea para quien escucha entender lo que propones, mejor pueden ser tus probabilidades de que sea aceptada. Muchas veces la gente tiende a rechazar lo que no entiende por pensar que es muy complejo de implementar.
- Siempre que puedas, has prototipos de tus propuestas. Una imagen vale más que mil palabras, pero un prototipo puede ahorrarte a veces más de mil. Realizando una pequeña demostración de tu idea y presentándosela a las personas adecuadas puedes obtener la retroalimentación necesaria para definir si continuar o esperar para después.
- Consigue patrocinadores y seguidores. Volviendo con los refranes, "una golondrina no hace verano" y por eso debes compartir tu idea y someterla al juicio de otros. Busca personas que te puedan apoyar en darle forma a tu idea, pero también busca a quienes puedan darte algún aval para venderla mejor. Este consejo es aplicable especialmente cuando se venden ideas fuera de tu área de trabajo. Volviendo con el ejemplo del inicio, si eres un contador y se te ocurre una idea de mercadeo, no puedes necesariamente ir directo donde el director de mercadeo a venderla; lo mejor es contar con alguien que te ayude a estructurar tu propuesta una manera que pueda venderse sin herir susceptibilidades. Una idea mal vendida al inicio, dificulta volverla a presentar en el futuro.
- Estudia todos los aspectos de tu idea. Debes contar con los conocimientos suficientes para sustentar la operatividad de tu idea, los puntos a favor, los que son en contra, los beneficios y sobre todo la estrategia general para ponerla en práctica. Si tú no puedes sólo, arma un equipo que te ayude.
- Protege tu idea. Esta es quizás una de las partes más complicadas; ya que debes saber muy bien a quien le presentas tu innovación ya que puede suceder que la pierdas o que te las saboteen. No soy negativo sino realista y algunos ambientes laborales pueden contar con personas que pueden sacar provecho de tu idea sin darte el crédito necesario. Son muchas las veces que una buena idea de una buena persona, termina siendo vendida por alguien que tiene mejores capacidades comunicativas que el autor original. A veces el mostrar tu idea a un grupo de confianza reduce un poco el riesgo de que te la roben.
- ¡No te rindas!. Si te rechazan tu idea, te la posponen o simplemente te niegan la posibilidad de implementarla de alguna manera, no debes desanimarte y buscar su aplicabilidad en otros ambientes. También puede ocurrir que simplemente debas aceptar que, después de que presentes tu idea y recibas la retroalimentación, te des cuenta que no era tan buena como pensabas, pero esta última opción requiere muchísimo análisis. Recuerda que siempre podrás generar nuevas ideas después y quizás tengas más éxito; es un ciclo de aprendizaje casi infinito; ¡Aprovéchalo!.
4 Comentarios
Muy buen artículo de gran aplicabilidad para la comprensión e implementación cotidiana de la innovación.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y espero seguir contando con tu visita y tus aportes. Me alegra que el mensaje haya sido recibido de manera positiva ya que considero que todos podemos innovar a nuestra manera siempre y cuando adoptemos una actitud adecuada frente a los retos diarios y aceptemos con responsabilidad nuestras capacidades creativas. Saludos.
Eliminarmuy interesante muchas gracias
ResponderEliminarGracias a ti por tu visita y tu comentario. Saludos.
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