Foto por juliaf |
La falta de compromiso con muchas de nuestras ideas hacen que mueran antes de nacer. No estoy diciendo que trates de hacer realidad todo lo que se te ocurre, pero sabes perfectamente que has tenido buenas ideas que no has intentado y que siempre continúan allí mortificándote, haciendo que te digas a ti mismo- Es una gran idea y no sé porqué no la he hecho realidad.
Intentar muchas de tus buenas ideas, se debe convertir en una meta a cumplir en algún momento de tu vida. Hazlo por tu propio bienestar, pensando en que una buena idea sin ejecutar es un desperdicio para todos los que se podrían beneficiar de ella; por ejemplo si es una idea de negocio, piensa en tu progreso profesional y económico, además del impacto social que nuevos puestos de trabajo pueden generar; si es un nuevo producto o servicio para tu empresa, piensa en las posibilidades que puede representar alcanzar nuevos mercados o ampliar los existentes.
Un estudio realizado por la Dra. Gail Mathews encontró lo siguiente en los grupos evaluados:
- En el grupo que no tenía sus metas escritas, sólo el 46% de las personas lograron sus objetivos
- En el grupo de los que escribieron sus metas, el 64% de las personas lograron sus objetivos.
- En el grupo que además de escribir sus metas, las compartió con otros, el 76% de las personas lograron sus objetivos.
Aplicando esto a esta invitación a convertir tus ideas en algo tangible, por lo menos en un intento serio, podemos decir que cuando escribimos nuestras ideas, les iniciamos en parte el camino para hacerlas realidad, pero si además de escribirlas, las compartimos con otros, aumentamos la probabilidad de que tengamos la voluntad de convertirlas en algo tangible. Al explicarle a alguien más lo que queremos hacer, nos obliga de cierta manera a tener una buena respuesta para cuando nos pregunten sobre cómo vamos y en este punto la presión social opera a nuestro favor, apalancando bastante nuestra voluntad para cumplir con lo que queremos. Eso sí, ten cuidado cómo y con quién compartes tus ideas y trata de compartír especialmente aquellas que tienen mayor potencial y de las que puedes esperar grandes arrepentimientos futuros si por lo menos no intentas hacerlas realidad. Esta es solo una recomendación que puedes o no poner en práctica, pero lo más importante es que tengas presente que cada resultado de un impulso creativo merece al menos un mínimo de compromiso con su análisis y ensayo antes de proceder con el descarte. Comprometerse con tus ideas es básico para poder progresar y beneficiar tanto al mundo como a ti mismo, con las maravillas que pueden surgir de tu mente.
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